Rodaje en 16mm.

El rodaje comenzó en Varela, en una casilla que estaban viviendo unos amigos de ocupas. Fue todo muy raro por que tuve que ir a hablar con el dueño de la casilla, que en realidad no era dueño, así que el me dijo que solo debíamos ir de dia a filmar y que no habría problemas, y medio las llaves. El tenia una banda de blues llamada “La 500” y ensayaban allí y algunas veces se quedaban a pernoctar. Así que de a poco, empecé a convertir ese lugar en un set de filmación, los vecinos no entendían muy bien lo que pasaba. La calle era de tierra, era Intendente Olivier 4199, la dirección. Todas las cosas las fui consiguiendo prestadas, digamos que lo único que tuve que alquilar, fue el Colectivo trucho. Tuve que asumir el arte de la película, así que organice la paleta de colores, vestuarios, escenografías, etc… Algunos amigos de Varela me ayudaron como Marcelo Mamani, Roberto Moreno, Cesar Caiafa y otros más. De Capital, venia Pablo Franklin como asistente de dirección, Fede Ransenberg como DF, Lorena Baibiene como Productora, Sebastián Tolosa como cámara y editor. 



Luego tenía que conseguir un actor para el protagonista, y Ransenberg (el Conde) me presentó a su maestro de trompeta, Gustavo Cortajerena. Le había enviado el guión y lo vi por fotos y ya me había parecido que daba con el rol. Entonces un dia quede con él y fui a conocerlo, me pareció un tipo fantástico y por más que no fuera actor me dio la sensación que sabía mucho de escenarios y poner el cuerpo. Solo tuvo dos dudas, si las escenas de sexo y la cocaina que tendría que aspirar iban a tener un carácter documental. En ese momento le dije que aun no o había decidido, pero el me dijo que solo era para informarse nada más, su compromiso fue incondicional. 


Lorena había conseguido una cámara de 16mm Arriflex BL, de los antiguos estudios Alex, que a veces andaba y a veces no, tenia como unos problemitas eléctricos. De todas formas eso no impidió que comencemos a filmar. Además Ransenberg tenia una Bolex H16, que aportaba como cámara muleta por si faltaba la Arri. Esa cámara tenía una mira láser que él había inventado para no errarle al foco. 


Por último apareció Zoe Lucía, que era una niña de 9 años, su primera experiencia artística. Con su padre nos hicimos amigos y hasta él tuvo un papel en la película. Los demás actores y no actores fueron apareciendo y sumándose al proyecto. Cuando me quise dar cuenta ya estábamos filmando la mitad de la película. Los chicos venían hasta Varela todos los fines de semana para filmar, yo en la semana seguía trabajando en Coca-Cola. Fueron como 4 meses intensos. Luego hubo un parate, me había quedado sin fondos. Tenía bastante filmado pero necesitaba terminar de rodar unas escenas más. Y aquí vino el primer plot point pero en mi vida. Me accidenté en Coca-cola, una botella se cayó sobre mi dedo y me corto el tendón del dedo de mi mano derecha. Bueno, estuve internado una semana, hasta que me operaron. Y luego vino la recuperación. Fue todo bastante angustioso. Previo a todo esto, Roberto Moreno me había contado de sus experiencias con la Cultura Védica. Una vez recuerdo que fui a su casa y me estuvo hablando desde las 8 de la noche hasta las 8 de la mañana sin parar, al final me tuve que ir, casi escapando de su casa, cuando me atajó en la puerta y me dijo: Negro, si realmente te interesa de lo que te hable, te pago el boleto para que vayas ya mismo al templo. Le dije que no había problema, que en algún momento iba a ir a hablar por mi cuenta. La verdad me creo mas las ganas de no ir que de ir.Tal vez me sorprendió la cantidad de tiempo que estuvo hablando del panteísmo hindu. Por aquella, habia prácticado algo del Islam y me estaba juntando con los evangelistas. De estos últimos fue una experiencia muy potente, pero la verdad no me hallaba del todo. Creo que el hecho de ver muchas películas iraníes me había afectado. En esa época hubo dos películas que cambiaron mi forma de ver el cine, una fue “La Anguila”, de Shohei Imamura (Japón) y la otra fue “La 5ta estación” de Rafi Pitts (Irán). Era el cine que se daba en la famosa sección contracampo del Festival de Mar del Plata. También hubo otra película en este Festival que vi proyectada en 16mm blanco y negro, y fue Picado fino de Esteban Sapir. Ahora que lo pienso, creo que de alguna manera estaba buscando intencionalmente torcer mi forma de percibir el mundo. Otra película decisiva fue “Buenos Aires viceversa” que la estrenaron en la Lugones. Tiempo atrás, había venido al Cievyc, Vera Fogwill, a dar un seminario de actuación, nos había empezado a contar cosas de la película. Después la película le fue muy bien en circuitos de Festivales, y el estreno fue todo un evento. Recuerdo haber estado allí, estaba con Cecilia, (mi novia de Belgrano) y ya no habia mas entradas, que verguenza. Entonces fui y lo encare a Agresti. Fue todo muy rápido, Agresti me tomó del brazo y yo tomé el brazo de Cecilia. Nos metió al cine y nos sentó en la primera fila, en unas butacas, que supongo estaban reservadas para otros. 


Así que estaba en un hospital recordando todo esto, esperando a que me operen, con un librito de Prabhupada sobre la mesita de luz, Viaje fácil a otros planetas. Me anestesiaron pero no me dormí, creo que fue la primera vez que cante el mantra Hare Krishna, en la mente. Creo que el dedo no me quedo muy bien, de hecho la aseguradora me pagó de menos. Muchos me dijeron que le haga juicio a la ART pero en ese momento me pareció más importante, tener el dinero que me pagaron. Creo que este accidente vino como una oportunidad como para dejar de trabajar en Coca Cola, y así lo hice. mi madre nunca me perdonó que dejara el mejor trabajo del mundo, en ese momento me di cuenta que de alguna manera había sido diseñado para jubilarme en esa fábrica. 




Después vino la recuperación, un remis me pasaba a buscar por casa y me llevaba al gimnasio, donde mi dedo empezaba a moverse nuevamente de a poco. Se había parado la filmación por falta de presupuesto, pero al cobrar el seguro, fui directo a la oficina de Nicolás Cassarino a comprar más latas de 16mm Kodak, para terminar de filmar. Después de que pude salir de la recuperación, estuve un tiempo para poder reunir de nuevo a todo el equipo. En ese momento hacíamos base en la casa de Ransenberg (El Conde) en el barrio de Once, pudimos juntar todo el material filmado y vimos que había partes en donde la historia hacía mucho hueco. Los chicos me incitaron a que expandiera el guión y yo les dije que no hacía falta que íbamos a llegar tranquilos a un largo. Bueno llegamos ahi nomas, con lo justo. Así que nos subimos de nuevo al tren de filmación. El Citroen 3CV de Sebastián Tolosa se había convertido en el travelling oficial de la película además de un vehículo oficial del crew. Creo que los pibes que venían de Capital conocieron bastante el conurbano gracias a la película. 


El siguiente texto pertenece al diario de rodaje de Cabeza de palo:



Siempre subo al mismo bondi, que me lleva al Cievyc. Hay un chofer que ya me conoce y a veces me deja pasar gratis. El sabe mi nombre, yo no el suyo. Así que lo observó mientras viajo, imagino su vida:

Capitaliza sus deseos, ¿en que Banco?. El flujo de gente que transporta a la ciudad, repercute en la vibración que soporta su volante, transmite cierta música perversa. Quizás su familia se desmiembra, tiene anillo de casado, fotos de minas en bolas por todo el parabrisas. Síntomas de una precariedad del espíritu, queda encandilado por la luz de la ciudad. De sus edificios espejados, que hacen dudar de lo concreto, que hace sentir la vida más como un sueño. El sabe que tiene el anzuelo en su lengua, pero sigue masticando el cebo, su propia sangre le causa placer. Su religión no imita a nada: hay uniforme, hay vehículo para llegar, hay reglas para seguir, hay un amo a quien servir. Mientras se vuelve un molusco, no deja de mirar ni un segundo, un gran palo clavado en el suelo. A pesar de que es herido una y otra vez, por los muchos que giran, él cree ser el único. Hay muchos tajos en su cuerpo, quizás no sobreviva. Pero eso no importa, Por mirar tanto ese palo, su cerebro es transferido a la punta de su pene. Él cree ciegamente, que todo este ritual podría detener su destino, pero es justamente al revés. Se vuelve una maldita pulsión al negar el dolor. Quizás ese cuerpo humano ya no lo necesite, quizás necesite más ese cuerpo de molusco. Quién puede juzgar el deseo. Cualquier semejanza con la realidad es pura coincidencia...



Una de las últimas jornadas de rodaje se hizo en super 8. Fue un día super caluroso en la Reserva Ecológica, con 5 chicas de Amazonas, y 4 conquistadores vestidos de españoles con armaduras y espadas. Fue una locura, creo que hizo como 40 grados en Diciembre, todos me odiaron. Después de esta jornada se había acabado el dinero y mandar a revelar demorara unos 6 meses. Así que nos frenamos de nuevo. Fue el año 1999, año en que murió mi padre.

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