"El Trucho": idea madre

Siempre subo al mismo bondi, que me lleva al Cievyc. Hay un chofer que ya me conoce y a veces me deja pasar gratis. El sabe mi nombre pero yo no el suyo. Así que lo observo, imagino su vida:




Capitalizar sus deseos, ¿en que banco?. El flujo que transporta a la ciudad alimenta una carga que soporta su volante, esconde cierta perversión. Tal vez su familia se desmiembra. Tiene anillo de casado, pero fotos de minas en bolas por todo el parabrisas. Síntomas de una precariedad del espíritu, o es el maldito conurbano que lo eyecta. Queda encandilado por la luz de la ciudad. De sus edificios espejados, que hacen dudar de lo concreto, que hace sentir la vida más como un sueño. Entregado a uno que pone un señuelo, al que no se puede negar. Su creencia, su religión no imita a nadie: hay uniforme, hay vehículo para llegar, hay reglas para seguir, hay un amo a quien servir. Mientras se vuelve animalesco, no deja de mirar la gran vara clavada en el suelo. Hay muchos girando a su alrededor, pero él cree ser el único, a pesar de que es chocado una y otra vez. Quizás no sobreviva, ya hay muchos tajos en su cuerpo. Pero eso no importa, su cerebro es transportado a la punta de su pene. Hay una fe ciega de que esto podría detener su destino, pero es justamente al revés. Se vuelve pulsión al negar el dolor. Quizás ese cuerpo humano ya no lo necesite.

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